El 20 de septiembre fue un día desgarrador para nosotros. Vimos cómo una tormenta arrasaba el Caribe, destruyendo todo a su paso, apuntando a nuestras familias y amigos en Puerto Rico. Mientras esperábamos lo peor, nos sorprendió la noticia de una tragedia inesperada. La tierra tembló en el centro de México, arrasando zonas enteras de la tercera nación más grande de América. Las imágenes de rascacielos tambaleándose en Ciudad de México y de iglesias derrumbadas en Puebla no nos dejaron indiferentes.
Pero si la destrucción en México nos dejó conmocionados, la devastación causada por el huracán María nos dejó sin palabras. Puerto Rico quedó diezmado por esta tormenta, con cientos de vidas perdidas, familias destrozadas y comunidades enteras aferradas a las necesidades más básicas.
Ante tanta angustia y pérdida, sabíamos que nuestra respuesta debía ser rápida y decisiva. En el caso de México, creamos inmediatamente un fondo de ayuda que recaudó 500.000 dólares para ayudar a quienes perdieron sus hogares en el terremoto a construir nuevas viviendas. Trabajando conjuntamente con la Fundación Azteca América, hemos podido construir 400 viviendas para familias del centro de México y Puebla. Y nos complace informar de que esas casas estarán listas para que las familias afectadas se muden a ellas antes de que acabe el año.
Los problemas a los que se enfrenta Puerto Rico son, lamentablemente, más complicados y nos han exigido una respuesta aún más profunda y de mayor alcance. Nuestra atención se ha centrado no sólo en proporcionar ayuda inmediata y necesaria a los afectados por la tormenta, sino también en una reconstrucción integral y justa de la isla.
Nuestro impacto en Puerto Rico se ha sentido en casi todas partes. 75 de los 78 municipios de Puerto Rico han sido atendidos gracias a nuestros esfuerzos. Se han entregado 3,4 millones de libras de alimentos, agua y provisiones a familias de toda la isla. Más de 500.000 personas han recibido sistemas de filtración de agua, apoyo médico, comidas, lámparas solares, mosquiteras y otros suministros y servicios esenciales.
Y gracias al generoso apoyo de 200.000 donantes a nuestro Fondo de Ayuda UNIDOS, hemos invertido más de 11,5 millones de dólares en las labores de socorro y recuperación de la isla, financiando a organizaciones comunitarias y otros grupos que no sólo prestan ayuda, sino que participan activamente en la reconstrucción de las infraestructuras de la isla.
En conjunto, estos esfuerzos representan las operaciones de ayuda a catástrofes más importantes de nuestra historia.
Sin embargo, queda mucho por hacer. Las catástrofes naturales dejan al descubierto las profundas desigualdades que existen en una sociedad. Lo vimos tras el huracán Katrina en Nueva Orleans. Pero también es cierto que en esos momentos vemos lo mejor del espíritu humano. Vemos valores como la solidaridad y el servicio, la compasión y el cuidado. Estos son los valores que guían Nuestra Labor. Esperamos seguir trabajando con todos ustedes para ayudar a México y Puerto Rico a recuperarse y sanar.