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Hispanic Federation El presidente Frankie Miranda emitió la siguiente declaración sobre el inquietante ataque de ayer en el Capitolio de los Estados Unidos y los esfuerzos del presidente Trump y sus partidarios para subvertir nuestra democracia:
Los acontecimientos de esta semana en la capital de nuestra nación han sido desgarradores. Las grotescas y violentas escenas que presenciamos el miércoles -las bandas itinerantes de merodeadores asediando la Casa del Pueblo, regocijándose en su abierto desprecio a nuestro sistema democrático- deberían permanecer grabadas en nuestra conciencia colectiva. Los alborotadores mostraron a la nación un espejo de lo que es una turba azuzada por la política de la supremacía blanca y la conspiración. Durante los últimos cuatro años, hemos hecho sonar la alarma sobre los peligros que Donald J. Trump representa para nuestra democracia y nuestra diversa nación. Arraigada en la política del odio y la división, esta Casa Blanca ha abrazado y fomentado sin descanso políticas y acciones racistas y antidemocráticas -atacando los hechos y la ciencia- como su forma habitual de proceder, en todo momento y a cualquier precio.
Es tentador, en aras de la cortesía cívica y la paz, dejar que la actual administración desaparezca de la escena nacional, como una pesadilla que hay que olvidar. Pero eso sería un error. La única forma de asegurarnos de que el comportamiento del presidente no se repita nunca por parte de un futuro ocupante de la Casa Blanca es hacer que Trump rinda cuentas por sus repetidos engaños y mentiras, y por la insurrección que incitó ayer en el Capitolio de Estados Unidos. Eso significa que el Congreso debe proceder a su destitución o que el vicepresidente debe invocar la 25ª enmienda para que sea destituido de inmediato.
También creemos que será importante exigir responsabilidades a los miembros del Congreso que cuestionaron sin fundamento los resultados certificados de las elecciones en varios estados. Ellos también participaron en la violencia. Sin siquiera una pizca de evidencia, avanzaron peligrosos argumentos de fraude y estuvieron dispuestos a invalidar los votos de millones de estadounidenses. Seamos claros, estas acciones no fueron como las normales diferencias partidistas que marcan nuestra democracia. Debatir ideas políticas opuestas es un principio básico de nuestra democracia; eso no fue lo que ocurrió el miércoles por la noche. Lo que vimos fue un intento decidido de socavar la nación y la fe de la gente en nuestras elecciones. Esa es una mancha que cada uno de esos miembros del Congreso debería llevar durante el resto de su vida en el servicio público.
A pesar de los horrores de esta semana, tenemos esperanzas en el futuro de la nación. En menos de dos semanas, la Casa Blanca dará la bienvenida a nuevos ocupantes. Esperamos un Presidente que abra la razón, rechace el odio y tenga la experiencia necesaria para dirigirnos. Y gracias al trabajo de estadounidenses decididos, el Senado de Estados Unidos estará en manos de una mayoría demócrata que ha presentado un programa prometedor para hacer frente a la pandemia del COVID-19, reforzar nuestro sistema sanitario, reactivar nuestra economía y producir una reforma de la inmigración significativa y justa. Esperamos trabajar junto a los nuevos líderes del Congreso para asegurarnos de que se respeta la confianza que millones de estadounidenses han depositado en ellos.
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